Saber |
aber que si me besas, me estallan las palabras | |
y que cuando me miras, el cuerpo se me asombra.
Y que es tuya la magia que disipa mis sombras: tu piel tiene el hechizo de mil abracadabras. Saber que no hay balance de pérdida y ganancia,
ni temores, ni dudas, cuando el alma te entrego
y recreamos las horas disfrutando del juego en el que eres mi nuevo amigo de la infancia. Saber que no hay saberes, pues tu amor los conjura, desafiando al destino que nos dicta la historia. Deshaces mis fronteras, mis líneas divisorias: me pierdo en las caricias de tu novel ternura. Por todo eso, te sueño con tibieza entusiasta, para luego encontrarte con cándida sorpresa; y mi vida se alumbra con la simple promesa de llegar a saberte... Amor, eso me basta...
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